miércoles, 20 de septiembre de 2017

Esta manía mía, de amarte,  
de amarte aun soñándote,
 Dicen que la luna es el espejo de los enamorados…
 que en noches de luna llena se desnudan los sentimientos,
 Solitaria Diosa, gloriosa ninfa que parió los mares,
¿Cuantas veces bajo tu brillo,
 tu y yo hemos amado en silencio?
¡Oh! Madre universal de espíritus soñadores y poetas enamorados,
 ¿Y quién no amo más allá de la razón? 
¿Quién no amo más allá de los años? 
¿Cuantas veces bajo tu luz soñaba conciliar un gran amor?
¿Cuantos luceros por siglos suspirando gloriados en musa?
Cúbreme siempre con su amor, dame sus rosas tiernas,
 con aromas con esencias que me iluminen,
para luego quedar con el sabor de la desdicha
en los labios quebrados saboreando el dolor…..
 que exhala el amor,
 como pintar mis sentimientos sin el azul de su alma,
sin el pincel de su mirada, sin el lienzo de su piel,
 como escribir un poema sin la rima de su presencia,
sin las lágrimas de su alegría…
 sin la melodía de un arroyito que ondula recuerdos,
 soy como hoja al viento que rastrea en la lluvia,
 la magia del brazo que fue su isla,
hoja en los cantaros sin agua,
que solo recogen amor en silencio,
extenuado y sin alas con la sangre enmohecida y un gemido lastimero,
 esta manía mía de recordarla con amor en cada pensamiento,
 a esa dama que con igual destreza borda en la finas telas una rosa,
 que con la más sutil delicadeza  compone la poesía más hermosa,
 fundiendo en una rima deliciosa……
 toda la candidez de su ternura,
y con palabras llenas de pureza, discreción y galanura,
entrega en su poema la belleza de un amor en silencio,
que ella expresa con dulzura…
con su  nombre engarzado entre sus dedos
y amándolo en sacro silencio…

Alberto Plaza

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